Julio
8 de 2004
EDITORIAL - El Tiempo
De marrano a oso: un error de 'inteligencia' siembra dudas sobre los mecanismos de extradición
Lo
arrestó la Policía en Arauca en marzo del 2000. Lo acusó de rebelión la Fiscalía.
La Corte Suprema avaló extraditarlo. Y en mayo del 2003, el Presidente firmó
la orden. Más de un año después, el jueves pasado, los Estados Unidos lo devuelven
diciendo que es inocente.
Esta
es la historia de Nelson Vargas Rueda, un campesino de la vereda Botalón,
de Tame (Arauca), que fue detenido y condenado a 54 meses de cárcel como guerrillero,
luego señalado por algunas autoridades colombianas como el ‘Marrano’ –uno
de los subversivos de las Farc presuntos autores de la matanza de tres indigenistas
estadounidenses, en marzo de 1999– y, finalmente, extraditado.
“El
Presidente está cometiendo una injusticia al autorizar esta extradición”,
dijo su esposa y madre de sus cinco hijos. En su momento, este diario evidenció
que había una confusión, ratificada por la Fiscalía, y que Vargas no era el
‘Marrano’, y en editorial del 9 de mayo del 2003 llamó a las autoridades a
extremar los cuidados. Todo indica que, para desgracia de Nelson Vargas, eso
no se hizo y se insistió en su culpabilidad. Y, alegando que su nombre figuraba
entre los incriminados por Estados Unidos por la muerte de los indigenistas,
fue extraditado.
Algo
parecido, aunque sin extradición, sucedió, en julio del 2002, en el caso de
Luis Alfredo Prada, supuesto ‘Freddy’, comandante del frente 38 de las Farc.
Detenido con bombos y platillos en el Valle, fue mostrado por televisión y
recluido en la cárcel a la espera de un fallo, pese a que había serios indicios
de que no era el guerrillero sino un familiar. La semana pasada, dos años
después, fue también liberado ante la evidencia de que no era‘Freddy’.
Como
estos, se han cometido otros errores. Para no ir muy lejos, basta pasar revista
a las redadas masivas, basadas en señalamientos de los llamados informantes,
que culminan con la liberación de no pocos detenidos. Pero el del ‘Marrano’
es un caso aún más preocupante. Porque involucra –desde los agentes que lo
detuvieron hasta el propio Presidente que firmó la orden– a toda la cadena
de la justicia que tiene que ver con la extradición. Y esto es grave.
Si
se incurre en una equivocación de semejante calibre, que lleva a los Estados
Unidos a devolver a un presunto guerrillero ‘extraditable’, qué ligerezas
no se cometerán con detenidos comunes y corrientes. Esto, sin mencionar las
implicaciones diversas que tiene enviar a un presunto miembro de la guerrilla
a los Estados Unidos, con el significado de semejante decisión, para luego
constatar que se trató, sencillamente, de una ‘equivocación’. O el boquete
que se podría abrir para que los abogados de los ‘narcos’ o sus amigos se
le atraviesen a la extradición.
Desaciertos
de los organismos de seguridad colombianos que siembran dudas sobre su ‘inteligencia’
y que, como en este caso en particular, ponen en cuestión la seriedad de los
mecanismos de la medida de excepción. Errores que, además, pueden conducir
a costosas demandas por daños y perjuicios contra el Estado. Y condenan a
personas a perder su libertad y a transitar por meses o años en los laberintos
de la burocracia judicial. Todo esto constituye un llamado a verificar hasta
dónde debe admitirse como prueba a informantes, a menudo desertores o desmovilizados
de los grupos armados, que inculpan a diestra y siniestra, tan necesitados
de ‘positivos’ como las propias autoridades.
Lo
cual conduce a equivocaciones tan insólitas como tomar por ‘Marrano’ a quien
en realidad pertenece a una especie completamente distinta: la del oso que
acaban de hacer, con este lastimoso caso, los organismos de seguridad. Ruboriza
que darse cuenta de la protuberante diferencia entre tan disímiles mamíferos
se tome más de cuatro años. Y un largo viaje de ida y vuelta a Estados Unidos.
Kerry
se apunta a la juventud
John
Kerry tomó una decisión acertada y, a la vez, audaz, al seleccionar a John
Edwards, su principal rival en las primarias del Partido Demócrata, como compañero
de fórmula para disputarle en noviembre próximo al binomio Bush-Cheney la
presidencia y la vicepresidencia de Estados Unidos. Acertada, porque el ingreso
del joven y carismático senador sureño inyecta nueva energía a la contienda,
establece un fuerte contraste con la figura de Cheney y equilibra geográficamente
el ticket demócrata (Kerry es de Massachussetts y Edwards de Carolina del
Norte), con lo cual aumentan las posibilidades de una victoria demócrata en
los cruciales comicios presidenciales. Audaz, porque así como Edwards aporta
una capacidad oratoria y un atractivo personal de los cuales carece Kerry,
también tiene su lado flaco: la escasa experiencia política (sólo ha sido
senador por un período) y sobre todo internacional, algo que sus adversarios
republicanos comenzaron a explotar desde ayer mismo como una debilidad clave
en momentos en que Washington enfrenta coyunturas tan críticas en el escenario
mundial como las de Irak, Afganistán y Corea del Norte.
Estas
consideraciones habían llevado a muchos a pensar que Kerry se inclinaría por
un político más experimentado, como el representante Richard Gephardt, cuyo
nombre llegó a cobrar tal fuerza que el diario The New York Post se apuntó
el fiasco periodístico del año al anunciar que era el escogido. Sin embargo,
Edwards nunca dejó de figurar entre los favoritos, a pesar de tener diferencias
con Kerry en temas como el libre comercio, del que no es muy partidario. Dada
la posición de este último en favor de los tratados firmados hasta ahora por
Estados Unidos (y de los que están en ciernes, como el de Colombia), es de
suponer que esas diferencias serán resueltas por la positiva. Lo evidente,
por ahora, es que la campaña demócrata cobra nueva vida con la llegada de
Edwards, que puede ayudar a romper el virtual empate en las encuestas entre
Bush y Kerry. Además de reflejar, como lo señaló ayer The New York Times,
"algo muy importante acerca de Kerry: que tiene la confianza y el buen sentido
suficientes para compartir el escenario con alguien que puede mejorar su campaña".